"De ninguna manera el hombre existe para el Estado. Es el Estado el que existe para el hombre."
Jacques Maritain (1882 - 1973)
"Cuando decimos que un hombre es una persona, no queremos decir solamente que es un individuo, como un átomo, una espiga de trigo, una mosca o un elefante. El hombre es un individuo que se sostiene a sí mismo mediante la inteligencia y la voluntad; no existe solamente de una manera física, sino que sobre-existe espiritualmente en conocimiento y en amor, de tal manera que en cierta forma es un universo en si mismo, un microcosmos, en el cual puede estar contenido, mediante el conocimiento, todo el gran universo entero, y que mediante el amor puede entregarse por completo a seres que son para él como su otro yo – relación de la que resulta imposible hallar un equivalente en el mundo físico –. La persona humana posee estos caracteres, puesto que en definitiva el hombre, esta carne y estos huesos perecederos que un fuego divino hace vivir y actuar, existe, – desde el útero al sepulcro –, de la propia existencia de su alma, que domina el tiempo y la muerte. El espíritu está en la raíz de la personalidad. La noción de personalidad implica así la totalidad e independencia; por indigente y atropellada que pueda estar, una persona como tal es un todo, y como persona subsiste de manera independiente. Decir que el hombre es una persona, es decir que en el fondo de su ser es un todo más que una parte, y más independiente que siervo. Es decir, que es un minúsculo fragmento de materia que al mismo tiempo es un universo – un ser contingente que comunica con el ser absoluto –, una carne mortal cuyo valor es eterno, una brizna de paja en la que entra el cielo".Jacques Maritain.
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